detective
-Este es el mensaje que dejó mi marido. Léalo
sr. Lagos.
-Déjeme ver. Alcánceme los lentes porfavor. Veo
que son las palabras de un hombre desesperado.
-Si. Puede ser…
-Me gusta la forma como escribe la M mayúscula,
le da un muy buen perfil a Muerte.
-Si. Él…. Era una persona muy dedicada en su
trabajo….
-Fíjese en la manera como dobló la hoja, muy
cuidadoso él ...
La mujer lo observa sin pestañear, conteniendo
la respiración. Piensa: el sr. Lagos es una persona respetable, no puede ser
una broma.
-Venga para acá.
Lagos la guía hacia una rincón del
departamento. Apunta con sus largos dedos una mancha en la esquina de la
alfombra.
-¿Qué es eso? –pregunta Gloria
-No lo sé. Dígame usted.
Gloria se acuclilla y observa la mancha. Ella,
y luego él, miran el techo y descubren una pequeña filtración.
-Es agua de arriba.
-¿Qué hay arriba?
-Vive una señora de edad. La señora Lucía.
Suben. Tocan el timbre. Nadie abre la puerta.
-Vamos a tener que entrar a la fuerza- setencia
Lagos.
Primero golpea suavemente con su hombro. Dos,
tres veces. Cada vez más fuerte. Gloria piensa: este hombre va a destrozar la
puerta. Al quinto intento la puerta cede. Entran. Lagos toma la delantera, y
Gloria lo sigue muy pegada a su espalda, aferrándose suave e inconscientemente
a su cintura.
Descubren un charco de agua en la cocina.
-Es el refrigerador- murmulla Lagos.
-No hay luz- agrega Gloria
-¿Cuándo fue la última vez que vio a Lucía?
-Nunca la he visto. Me la han descrito. Pero no
la conozco.
Lagos la observa sin decir una palabra. Saca
una libretita de su bolsillo y anota unas palabras.
-¿Qué está anotando?
-Nada. Sólo algunas ideas.
-¿Ideas sobre que no conozco a la señora?
-Sí. Entre otras cosas.
-¿Qué cosas?
Lagos no responde. Va al living-comedor. Gloria
lo mira desde la cocina.
-¿Qué edad tiene la señora?
-No sé. ¿Unos 70?
-¿Esa esa una pregunta o una afirmación?
-No lo sé le dije.
-¿y su esposo?
-Mi esposo ¿qué?
-¿Edad?
- 75. ¿Porqué?
Sin responder, Lagos anota nuevamente en su
libretita.